Le clavó la mirada a Zarar, y este se convenció, un poco más, de que quizás, solo quizás, había sido una muy mala idea haberla hecho enojar de aquella forma. Los rumores seguían estado, y cada día cobraban más fuerzas. Él creía que solo un idiota no tendría cuidado al escucharlos, aunque no se supiera si era verdad o no, y él había sido un idiota.
Todos decían que Rhae era como un demonio cuando corría. Y él acababa de ver a ese demonio con sus ojos clavado en los suyos. Esos ojos violetas que le decían que lo acabaría, lo convertiría en cenizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario