
Hay una necesidad más grande que cualquier otra; más incluso que beber agua cuando se tiene sed o respirar cuando los pulmones se asfixian. Esa necesidad se llama escribir. Nace en lo más hondo de tu ser y se expande por todo tu cuerpo hasta llegar a las puntas de tus dedos. No importa cuando, ni donde ni como, ni cuan largo es lo que tu inspiración te deja escribir. Lo importante es hacerlo; es sacar ese sentimiento que guardas en tu interior y que no tienes ninguna otra forma para hacerlo. Porque la tinta hace bombear tu corazón, las letras son tu oxígeno y las metáforas tu agua. No importa cuantos obstáculos pongan en tu camino ni cuantas personas digan que no sirves como escritor. No hagas caso a las malas lenguas o a esas personas que su dignidad se convirtió en egolatría. Un escritor es aquella persona que escribe, no por dinero, sino por amor a las letras.